domingo, septiembre 24, 2006


El misterio de dos Nobel en una tierra de no lectores



Ningún censo pregunta cuántos libros tenemos en casa, sino cuántos TV o celulares, lo que revela cuáles son las prioridades en el Chile moderno.

Mientras en el mundo nos conocen por los dos premios Nobel de Literatura: Gabriela Mistral y Pablo Neruda, Chile se cae a pedazos cuando comenzamos a bucear en los hábitos de los chilenos.


A estas alturas no resulta válido seguir con la respuesta: no se lee por lo caro que son los libros. ¿Porque es ese el problema de fondo? ¡No!…. La realidad es bastante triste, se relaciona con la débil "motivación" que existe entre los chilenos a la hora de comenzar una lectura, es decir, nos da flojera leer.

Los “expertos” en motivación argumentan que lo asociamos a traumas escolares sufridos en la niñez y cada vez que nos mencionan la idea, nos negamos en rotundo. Que por nuestra mente pasan las burlas, el calor, los mínimos 30 compañeros apretujados en la sala de clases, una profesora desganada y cansada de tener que atender a tanto crío rebelde, sin ningún tipo de incentivo. Resultado: en Chile no se lee.


Hace un par de meses, unos periodistas se pararon en el Parque Forestal e hicieron leer en voz alta a todo el que pasaba por delante de la cámara; el resultado fue penoso, porque muy pocos de aquellos individuos adultos y adolescentes lograba leer una oración completa de forma fluida. Las cifras que arrojan las pruebas SIMCE aplicados a los 2° años medios lo corroboran: un 48% de los alumnos es funcionalmente analfabeto, lo que se desglosa de la siguiente manera:

- No sabe leer (un 20%) y no entiende lo que lee (un 28%).
Para detectar problemas, todos servimos, todos los vemos, pero para aplicar soluciones a problemas como la falta de motivación en la lectura, que requieren tiempo y recursos, los sabios desaparecen. ¿Qué es lo que nos pasa?
Que nuestro decepcionante sistema educacional necesita con urgencia una reforma.


Hoy, el diseño institucional que rige el sistema público es un sistema de enseñanza que no inculca el amor a la lectura; al contrario, muchos salen odiando la lectura, producto de la falta de metodologías didácticas de educación para niños y adolescentes. No queremos leer, pero es que tampoco nos han enseñado a hacerlo bien.

¿Pero como realizarla si está basada en un modelo económico que fomenta la desigualdad? Donde la acumulación de capital humano constituye hoy sólo para unos pocos en Chile una oportunidad de progreso, para otros, es una inagotable brecha de desigualdad. La inversión por alumno matriculado en el sector público es menos de un quinto que aquella que se realiza en el sector privado, cuando la tasa de analfabetismo de la 7ª región (8%) dobla el promedio nacional.

Por lo tanto, al interior de cada familia se le debe inculcar al niño el hábito por la lectura y el cuidado de los libros. Regale libros (aunque sean usados), inscríbalos en las bibliotecas públicas, leales cuentos, y por sobre todo, que lo vea a usted leer. Es su deber prepararlo para el futuro.