jueves, febrero 15, 2007


HOMENAJE A CAMILO TORRES
UNA LUCHA, UNA VIDA

“Lo clavaron con balas en una cruz, lo llamaron bandido, como Jesús”.

Víctor Jara

La incapacidad de lograr cambios auténticos y profundos por medios pacíficos y legales, llevó a Camilo a plantearse la necesidad de la lucha armada como medio para el establecimiento de un nuevo estado y una nueva sociedad, de carácter socialista. Por ello se vinculó al ELN, donde esperaba alcanzar la realización de la revolución en Colombia, hasta que cayó muerto en su primer combate el 15 de febrero de 1966, en Patiocemento, Santander. Sus restos mortales fueron sepultados en algún lugar clandestino, desconocido hasta el momento.

¿"Por qué", preguntaba, "estamos... en los cafetines discutiendo si el alma es mortal o... inmortal, cuando sabemos que el hambre sí es mortal?... no es que los marxistas se vuelvan cristianos o los cristianos marxistas, sino que se unan para la solución... de los problemas de la mayoría de los latinoamericanos... Estoy dispuesto a luchar con ellos (los comunistas) por objetivos comunes: contra la oligarquía y el dominio de Estados Unidos, para la toma del poder por parte de la clase popular."

Aseguraba que el carácter pacífico o no de la revolución dependía de la actitud de la clase dirigente. Trabajó incansablemente con las masas en el marco legal hasta que la represión de la genocida oligarquía colombiana lo empujó a la lucha armada.

Proponía un programa mínimo que incluía el control por la nación de los recursos del subsuelo, reforma agraria, educación, seguridad social y salud para todos... "propuesta para ser discutida por la clase popular... para que ésta la transforme... ya que va a ser ella la que la aplicará cuando esté en el poder". Su visión organizativa era la de una estructura democrática de abajo a arriba, plural y ajena al vanguardismo per se porque "la atribución concreta de la autoridad la hace el pueblo".

Camilo es heredero de una tradición de curas revolucionarios de la que necesariamente ha de nutrirse el socialismo latinoamericano: de Miguel Hidalgo y José María Morelos, líderes de la más radical revolución de independencia del continente, y de Félix Varela, inspirador de José Martí y a quien el Partido Comunista de Cuba reconoce como uno de sus predecesores. Fue un precursor de la teología de la liberación. Revive en Arnulfo Romero y Sergio Méndez Arceo, en las comunidades eclesiales de base, en tantos pastores y laicos cristianos que adhieren a la opción preferencial por los pobres. ¿Quién iba a imaginar, cuando cayó en combate, que el jefe de la segunda revolución socialista de América Latina, Hugo Chávez, sería creyente? El dogma siempre se estrella contra la realidad social.