miércoles, diciembre 13, 2006


Izquierda homenajeó a Allende frente a La Moneda y festejó el fallecimiento del general Pinochet

El líder del PC, Guillermo Teillier, postuló que la cita era en honor a Salvador Allende, pero no ocultó su beneplácito por el deceso del militar. “Creo que nos hemos alegrado legítimamente por la muerte de un dictador sangriento, un tirano que fue instrumento del imperialismo norteamericano, de los grandes consorcios económicos y de todos aquellos que de nuevo se están apropiando del cobre y de las empresas del Estado”, aseveró.

A la misma hora en que el pinochetismo “duro” y la Alianza lloraban a su máximo líder en la Escuela Militar, la izquierda chilena celebraba en la Plaza de la Constitución -a un costado del monumento al Presidente Salvador Allende- la muerte de su adversario histórico. Jornada de cánticos, recuerdos y reflexiones que anticipan la batalla postrera entre Pinochet y sus detractores respecto de cómo será recordado el dictador por la historia, en lo que se ha llamado la lucha por la memoria.


El acto convocado por el PC y organizaciones de DDHH, bajo el lema “El tirano murió, Allende vive”, comenzó con dos núcleos organizados que convergieron al cuadrante de la plaza poco antes de las 11 horas. La apertura la hizo el cantautor Francisco Villa y luego se dirigió a la audiencia el presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH), Giorgio Boccardo. A esa hora, según cálculos policiales, la asistencia al acto autorizado anteayer por el Gobierno era cercana a las tres mil personas.


Una cabeza de chancho en una bandeja recorría el lugar y los gritos de “asesino, asesino” brotaban espontáneamente de una multitud que tiraba challa y portaba banderas y lienzos contra el general fallecido. En uno de ellos, una ilustración mostraba a Satanás simbolizado por Pinochet. Mientras tanto, Ana González, miembro de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, y que perdió a cinco de sus seres queridos en los primeros años del régimen dictatorial, acusaba que “la muerte le ganó a la justicia”.


CRÍTICAS


Luego subió hasta el acoplado de camión que sirvió de improvisado escenario el abogado de derechos humanos y dirigente comunista Hugo Gutiérrez, que consideró “impresentable” que a Pinochet se lo alabe por las reformas económicas impulsadas durante su período al mando del país.


“Se nos dice que este sujeto hizo una obra modernizadora en la economía, que no importan las violaciones de los derechos humanos que cometió. Entonces, amigos, ¿con qué nos encontramos? Que hoy en la Escuela Militar están todos aquellos que creen que para conseguir un logro económico importa un carajo la vida humana”, expresó.


El profesional agregó que la decisión de Pinochet de que su cuerpo fuera cremado era la última manifestación de “cobardía” del ex uniformado. Dicha actitud también se habría expresado -según Gutiérrez- en la opción de declararse “loco” para eludir los juicios en su contra y en el abandono que, adujo, hizo de los más de 400 subalternos que hoy enfrentan juicios de distinta índole.


En una línea similar de crítica se manifestó Guillermo Teillier, presidente del PC, que subrayó que el progreso económico del país no soslaya el asesinato de miles de chilenos y cuestionó de paso la voluntad de la Concertación para hacer justicia en los casos de violaciones de las garantías fundamentales.


Aunque Teillier postuló que la cita era en honor a Allende, no ocultó su beneplácito por el deceso del militar. “Creo que nos hemos alegrado legítimamente por la muerte de un dictador sangriento, un tirano que fue instrumento del imperialismo norteamericano, de los grandes consorcios económicos y de todos aquellos que de nuevo se están apropiando del cobre y de las empresas del Estado”, aseveró.


FAMILIARES


En medio de la concurrencia se encontraban las históricas líderes de la AFDD, Mireya García y Viviana Díaz, que coincidieron en que su tarea como dirigentas no estará completa mientras no se haga justicia. También estaban presentes algunos familiares del ex Mandatario, como su hija Carmen Paz Allende y su sobrina Ana María Bussi, además de representantes del ámbito estudiantil, sindical y político. Muchos de ellos dejaron ofrendas florales a los pies del monumento al gobernante muerto en La Moneda en septiembre de 1973.


Otra imagen de la jornada fue la llegada de un grupo de jóvenes portando un ataúd de cartón negro, en referencia al funeral de Pinochet, que fue destruido a poco de llegar y cuyos restos sirvieron para hacer una pequeña fogata donde se lanzaron imágenes del gobernante de facto en referencia a su cremación.


El acto alcanzó sus mayores cotas de entusiasmo hacia el cierre, con el grupo Sol y Lluvia cantando la emblemática “Adiós general, adiós carnaval”. Hacia las 13 horas los transpirados asistentes abandonaron el lugar y se dirigieron hacia Plaza Italia, momento en el cual fueron dispersados por Carabineros sin que se produjeran mayores incidentes.