miércoles, noviembre 08, 2006


Suprema ratifica multa por temporeras quemadas
La investigación determinó que las trabajadoras no contaban con los equipos necesarios para protegerse. El fallo es emblemático pues establece las sanciones a las que se exponen los empresarios del rubro que vulneran estas normas.
El 22 de octubre de 2004 Edita Araya (60) pensó que se moría. Cerca de las seis de la mañana llegó a trabajar al fundo El Descanso de Pelarco (VII Región), junto a 19 temporeras más. Sintieron la humedad del suelo, pero pensaron que se trataba del rocío y comenzaron su primera jornada de cosecha de habas. Cerca del mediodía los mareos y la picazón eran generalizados, luego comenzaron a aparecer las ampollas, la piel roja, y para muchas una pesadilla con la que tuvieron que convivir a la fuerza.

Un mal sueño que la decisión de la Corte Suprema ayuda a atenuar, ya que el máximo tribunal falló de forma unánime a favor de la Secretaría Regional Ministerial (Seremi) de Salud del Maule en el caso de nueve de las temporeras que resultaron quemadas ese 22 de octubre.

La resolución de la Suprema respaldó la tesis de la autoridad sanitaria regional, que multó al empleador, Antonio Navarrete Rojas, con 200 Unidades Tributarias Mensuales (más de seis millones de pesos) por las malas condiciones laborales que permitieron el accidente.
El fallo se convierte en una resolución emblemática ya que establece claramente las sanciones a que se ven expuestos quienes no cumplen con las normas de seguridad y protección de los trabajadores.

Para Edita, era su décimo año como temporera. Ella y sus compañeras resultaron con quemaduras en brazos, piernas y abdomen al entrar en contacto con una sustancia tóxica, supuestamente presente en pesticidas.
Mundo tóxico
De acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los plaguicidas causan hasta 5 millones de casos de intoxicación al año en el mundo, de los cuales 220 mil tienen resultado de muerte. Nuestro país ha suscrito acuerdos para erradicar su uso. Sin embargo, organizaciones ambientalistas dicen que aún se utilizan en pequeños predios.