miércoles, julio 11, 2007

DE LA CÁRCEL AL INFIERNO: EL FIN DEL GUATÓN ROMO, EL TORTURADOR

Soy el único hijo de Sergio Pérez Molina, el Chico, estudiante de historia y fundador del MIR, quien fue torturado hasta su agonía por Romo y hasta ahora se encuentra desaparecido, y de Lumi Videla Moya, la Negra, profesora de filosofía y encargada de educación de la Dirección del MIR, quien fue detenida y también torturada por Romo y fue asesinada en un centro clandestino de tortura, siendo posteriormente su cuerpo arrojado al interior de la Embajada Italiana.

Ante los hechos que me ha tocado presenciar, de los cuales somos todos testigos y en lo puntual, del recuerdo que se ha hecho de mis padres en medios de comunicación en estos días en relación con la muerte del torturador, es que quiero expresar lo siguiente.

Este es un momento profético, es una continuación de un ciclo divino, en que son arrebatados y arrojados al lago de fuego simbólicos agentes del mal, en una demostración más de cómo terminan los asesinos y torturadores que nunca se arrepintieron de sus crímenes y que incluso se jactaron de ellos, aunque sin nunca reconocerlos directamente.

Porque Dios es justo y nuestro corazón siempre se ha esforzado por estar al lado de la justicia, es que nosotros los hijos de quienes torturaron, encarcelaron, asesinaron y desaparecieron, con sus madres y padres de e incluso con sus nietos, es que podemos ver con nuestros propios ojos junto con toda la gente, como ha terminado el dictador y como termina ahora el peor de los torturadores, de la manera más clara y simbólica.

Y esta es también una de nuestras victorias. Porque, que se haya logrado que un torturador se encontrara cumpliendo su condena en la cárcel, por supuesto que es una victoria de todos los familiares de las víctimas, los compañeros y las diferentes organizaciones por los Derechos Humanos. Pues esa lucha incansable desde los primeros años de la dictadura militar hasta ahora, es la que ha obligado a los tribunales de justicia chilenos a aplicar la justicia en muchos casos de asesinatos, secuestro y torturas, por razones políticas.

En Chile, la poca justicia que existe en los tribunales, se ha ganado con lucha constante, en ningún caso ha sido regalada. Que Romo fuera buscado, ubicado y encarcelado, es porque nunca fue olvidado y siempre fue denunciado por nosotros los familiares y los compañeros, y figuraba siempre entre los primeros nombres de nuestras querellas, como también los nombres del Mamo Contreras y de Pinochet.

Así el triunvirato de la muerte, vuelve a ella para no regresar, inexorablemente. Pinochet, el dictador; Contreras, el asesino; y Romo, el torturador más simbólicos, terminan sus días de manera similar. Primero fueron descubiertos la mayoría de sus crímenes y sus maldades fueron puestas delante de ellos, a la vista de todos, para que confirmáramos unos y "descubrieran" otros, que ellos no sólo eran crueles asesinos, torturadores y violadores, sino que también eran unos ladrones y mentirosos descarados, hasta con su propia gente. Después, de una u otra forma, fueron juzgados por tribunales y pagaron parte de sus culpas en la tierra, a la vez que esas culpas se hacían enfermedad y esas enfermedades de a poco les han ido quitado la vida, convirtiéndose su propio cuerpo en su mayor cárcel y verdugo.

Inclusive, de nada le sirvió a Pinochet todo el despliegue fascista, las miles de personas y las extremas medidas de seguridad que rodearon su funeral, pues bastó un solo familiar de una de sus víctimas, que tranquilamente y sin odio, escupió justicieramente la cara envidriada del dictador, para sellar de esa forma el funeral. Y ese sólo familiar pudo hacerlo y pudo lograr salir dignamente e ileso de ese lugar, porque simplemente Dios estaba con él.

A Romo, el torturador, de nada le sirvió nacer y engendrar, al final nadie lo reclamó, ni sus 5 hijos. Murió en la más completa soledad y ha pasado a la historia de Chile, como el muerto que nadie quiso, que nadie veló, que nadie enterró, sólo la muerte fue por él.

A Contreras, el asesino, que ya fue humillado públicamente, poco le queda para seguir a los otros miembros del triunvirato al castigo final, del cual nadie como ellos se escapará. Porque ellos no fueron los únicos y no crean los criminales que no son "famosos", como Christopher Billike, quién asesinó a mi madre, que no tendrán una paga igual o mayor, porque a Dios Todopoderoso nada, ni nadie se le escapa. No duden los criminales que después de esta vida, para ustedes está el infierno, porque Dios es grande, ama la justicia y repudia la impunidad. Sus malvados espíritus serán echados al fuego y sus cuerpos al desprecio.

Por último quiero decir, que es en estos momentos donde se ve tan claro quienes eran los que actuaban con amor y verdaderos sentimientos de igualdad y justicia y quienes eran y son, la maldad en carne. Pues la Negra y el Chico, como todos los justos caídos, están más vivos que nunca y Pinochet, Romo y todos los asesinos, cada vez más muertos.

Dago Pérez Videla
Santiago de Chile, 11 de julio de 2007